Los gigantes tecnológicos como OpenAI, Google y Meta compiten por el dominio en la carrera armamentista de la inteligencia artificial, enfrentándose a una escasez de ingenieros y chips avanzados. Sin embargo, en el sector de la infraestructura de la IA, los fondos de capital privado han surgido como los líderes. Empresas como Blackstone, Carlyle Group y KKR han estado invirtiendo miles de millones en proyectos energéticos y centros de datos para satisfacer las crecientes demandas de energía e información de la IA. Anticipan ganancias significativas a medida que la IA impulse la demanda en los próximos años.

Estos centros de datos consumen grandes cantidades de energía y, para el año 2030, podrían representar una cuarta parte de toda la energía consumida en los Estados Unidos. Los fondos de capital privado, con su fortaleza financiera, están bien equipados para emprender la tarea multimillonaria de construir la infraestructura energética y de datos de la IA. Blackstone, por ejemplo, ha invertido hasta la fecha $50 mil millones en centros de datos. Los observadores han expresado preocupaciones sobre la dominancia de los gigantes tecnológicos y financieros en este sector y han pedido intervención para asegurar una competencia justa.