Los modelos de lenguaje grandes (MLGs) se han convertido rápidamente en elementos esenciales para la investigación histórica. Su capacidad para procesar, anotar y generar textos está transformando los flujos de trabajo académicos. Sin embargo, los historiadores están en una posición única para plantear una pregunta más profunda: ¿quién posee las herramientas que influyen en nuestra comprensión de la historia? La mayoría de los MLG más potentes en la actualidad son creados por empresas privadas. Aunque estas empresas realizan inversiones considerables, sus objetivos—centrados en la obtención de beneficios, la expansión de plataformas o el control de la propiedad intelectual—con frecuencia entran en conflicto con los valores fundamentales de la investigación histórica: transparencia, reproducibilidad, accesibilidad y diversidad cultural. Esta situación plantea serias preocupaciones acerca de a) la opacidad: que a menudo carecemos de claridad respecto a los datos de entrenamiento y sesgos inherentes, b) la inestabilidad: que los términos de acceso y las funcionalidades pueden cambiar sin previo aviso, y c) la inequidad: que muchos investigadores, especialmente aquellos en entornos con pocos recursos, quedan excluidos. Es imperativo desarrollar modelos de lenguaje grandes públicos y de acceso abierto para las humanidades, entrenados con corpora cuidadosamente seleccionados, multilingües y fundamentados en el contexto histórico, provenientes de bibliotecas, museos y archivos. Estos modelos deben ser transparentes, responsables ante las comunidades académicas y respaldados por fondos públicos. Crear esa infraestructura es un desafío, pero resulta esencial.

Así como los archivos nacionales o los planes educativos no serían externalizados a empresas privadas, nuestras tecnologías interpretativas más poderosas tampoco deberían serlo. Las humanidades tienen la responsabilidad y la oportunidad de desarrollar una inteligencia artificial culturalmente informada y académicamente rigurosa. No solo debemos usar los modelos de lenguaje grandes de manera responsable, sino también tomar control de ellos de forma responsable. La integridad de la investigación y el futuro del conocimiento público podrían depender de ello. Prof. Dr. Matteo Valleriani Instituto Max Planck para la Historia de la Ciencia, Berlín, Alemania Si tiene alguna opinión sobre algún tema que haya leído en The Guardian hoy, por favor envíe su carta para su consideración en nuestra sección de cartas.