En África, la tecnología blockchain está siendo adoptada desde la base para afrontar desafíos urgentes. Jóvenes estudiantes y freelancers en países como Kenia y Nigeria dependen de monedas digitales para recibir pagos y preservar valor, especialmente en contextos donde los sistemas bancarios son débiles y la confianza en las instituciones es baja. Más allá de las aplicaciones financieras, el blockchain también aborda temas relacionados con la energía y el acceso a internet.

Por ejemplo, en Zambia, el exceso de energía se utiliza para minar Bitcoin, generando ingresos y minimizando el desperdicio. Además, están surgiendo redes Wi-Fi descentralizadas que permiten a las comunidades compartir conectividad a internet y ganar ingresos sin intermediarios. Aunque los gobiernos permanecen cautelosos y se concentran en la regulación, la adopción a nivel popular continúa expandiéndose. La demanda es evidente y muchas personas creen que la tecnología blockchain ya está teniendo un impacto positivo significativo.